#比特币储备法案# Esta jugada de Texas se asemeja más a un ensayo local para llevar la estrategia de encriptación a nivel nacional de los Estados Unidos desde la sombra hacia el centro del escenario. Y la elección de Texas como 'sala de exposición' no es en absoluto casual. No solo es el corazón energético de Estados Unidos, su PIB supera los 24 billones de dólares, y si se considera como un país independiente, su volumen económico sería suficiente para situarse entre los diez primeros a nivel mundial.
Sin embargo, este experimento aparentemente vanguardista no está exento de controversia, y los riesgos ocultos detrás de él tampoco deben pasarse por alto. En primer lugar, este es un desafío severo a la disciplina fiscal pública tradicional. Utilizar los fondos de los contribuyentes para invertir en un 'activo supranacional' con fuertes fluctuaciones de precios y sin respaldo de crédito soberano, es en sí mismo una gran apuesta fiscal. Si el mercado experimenta una caída extrema, las pérdidas serán asumidas directamente por las finanzas públicas, lo que cuestionará inevitablemente la prudencia de su decisión. En segundo lugar, el llamado modelo de 'simbiosis energética' no es perfecto. Los críticos sostienen que, aunque las granjas mineras pueden absorber parte del exceso de energía, su enorme consumo total de energía objetivamente aumenta la demanda de energía en la región y puede tener un impacto ambiental a largo plazo. El uso de una gran cantidad de energía real para activos virtuales siempre ha sido un punto de controversia en cuanto a sus beneficios y costos sociales. Finalmente, desde la perspectiva de la estabilidad macrofinanciera, la "plataforma" pública de bitcoin por parte de un gobierno estatal con una economía tan grande podría amplificar aún más el sentimiento especulativo en el mercado de encriptación y crear complejos dolores de cabeza regulatorios. Por lo tanto, el movimiento de Texas es una medida de visión hacia el futuro de las finanzas digitales, o una aventura de alto riesgo que secuestra el interés público, la respuesta final, tal vez solo el tiempo lo revelará.
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#比特币储备法案# Esta jugada de Texas se asemeja más a un ensayo local para llevar la estrategia de encriptación a nivel nacional de los Estados Unidos desde la sombra hacia el centro del escenario. Y la elección de Texas como 'sala de exposición' no es en absoluto casual. No solo es el corazón energético de Estados Unidos, su PIB supera los 24 billones de dólares, y si se considera como un país independiente, su volumen económico sería suficiente para situarse entre los diez primeros a nivel mundial.
Sin embargo, este experimento aparentemente vanguardista no está exento de controversia, y los riesgos ocultos detrás de él tampoco deben pasarse por alto.
En primer lugar, este es un desafío severo a la disciplina fiscal pública tradicional. Utilizar los fondos de los contribuyentes para invertir en un 'activo supranacional' con fuertes fluctuaciones de precios y sin respaldo de crédito soberano, es en sí mismo una gran apuesta fiscal. Si el mercado experimenta una caída extrema, las pérdidas serán asumidas directamente por las finanzas públicas, lo que cuestionará inevitablemente la prudencia de su decisión.
En segundo lugar, el llamado modelo de 'simbiosis energética' no es perfecto. Los críticos sostienen que, aunque las granjas mineras pueden absorber parte del exceso de energía, su enorme consumo total de energía objetivamente aumenta la demanda de energía en la región y puede tener un impacto ambiental a largo plazo. El uso de una gran cantidad de energía real para activos virtuales siempre ha sido un punto de controversia en cuanto a sus beneficios y costos sociales.
Finalmente, desde la perspectiva de la estabilidad macrofinanciera, la "plataforma" pública de bitcoin por parte de un gobierno estatal con una economía tan grande podría amplificar aún más el sentimiento especulativo en el mercado de encriptación y crear complejos dolores de cabeza regulatorios.
Por lo tanto, el movimiento de Texas es una medida de visión hacia el futuro de las finanzas digitales, o una aventura de alto riesgo que secuestra el interés público, la respuesta final, tal vez solo el tiempo lo revelará.